Sin sede propia, funcionaba en los talleres de la Escuela Fábrica de San Miguel
(Hoy Escuela Japón), ubicada en la esquina de las ex avenidas Fraga y Mitre (hoy Peluffo y Balbín). El Profesor Delfor Candia Marc, entonces a cargo de la cátedra de Geografia, relata que las condiciones de infraestructura eran muy precarias, y recuerda que sus alumnos se sentaban sobre tablones y su escritorio era un banco de carpintero.
Al año siguiente, la escuela se trasladó a una antigua casona con frente a la calle, y Argüero 1138, que pertenecía a la familia Salinas y estaba ocupado por inquilinos, donde reside desde entonces. Con el transcurso de los años el edificio escolar se fue ampliando.
A fines de 1954, al ser habilitado 5° año sin autorización, la escuela fue intervenida, y se le confió la dirección a1, Profesor Eduardo Rubén Robles y la vicedirección al Profesor Delfor Candia Marc.
El 16 de mayo de 1956 se creó el turno nocturno para la sección comercial, que en 1957 se independizó dando origen a la que sería la Escuela Nacional de Comercio Juana Manso, con quien aún se comparte el edificio escolar. Los nombres de Escuela
Normal Nacional Domingo Faustino Sarmiento y Escuela Nacional de Comercio Juana Manso se impusieron en 1961, al cumplirse el sesquicentenario del nacimiento de Domingo F. Sarmiento. Para ese entonces, ya en 1959 se había habilitado la sección Normal para 1a preparación de los futuros maestros que ejercerían en las escuelas primarias que nacían acompañando el proceso de poblamiento de la zona. Y de su mano, y sólo un año más tarde en 1960 se había creado el Departamento de Aplicación, a fin de que los futuros maestros pudieran realizar sus prácticas docentes dentro del establecimiento. Recién en 1991 iba a nacer el Jardín de Infantes, con una sala por sección (para 3, 4 y 5 años); y en el 2002 iba a contar con directora propia.
La escuela se levantó y creció sobre terrenos donados verbalmente por la familia Salinas, lo que conllevó que por el año 1980 los herederos reclamaran la propiedad. Como había ocurrido en sus orígenes, la comunidad educativa, la Cooperadora de ambas escuelas (creada en 1957 y con personería jurídica desde 1993) y los habitantes de la Ciudad de San Miguel en general colaboraron en la reunión del dinero que permitió comprar a valor de mercado los terrenos en cuestión.
Hacia fines de la década de los ’80 la Asociación Cooperadora construyó un tinglado de 2000 metros cuadrados con ingreso sobre la Avenida Presidente J. D. Perón, con, baños y vestuarios, destinado a salón de usos múltiples. Cuando en abril de 1990 una tormenta lo levantó, dañando el techo de una vivienda lindera, se abonó con dinero de los alumnos de la escuela la reparación de los daños producidos y se reconstruyó.
Desde entonces, los cambios más dramáticos han estado ligados a los avatares de la política educativa.
En el año 1994 la escuela es transferida a la Provincia de Buenos Aires, y cada nivel pasa a tener una denominación propia:
Jardín Nº 913
EGB N° 37
EEM Nº 7
ISFD N° 112
Esta situación provocó una gran desazón a esta institución, que a lo largo de su historia había articulado los distintos niveles en pos de la mejora de la calidad de la educación ofrecida a sus alumnos. A pesar de la aparente fractura desde lo administrativo, siguió funcionando como Unidad Académica, status que más tarde fue reconocido normativarnente. Este reconocimiento permite que ante un posible conflicto de partes, en razón de la segmentación de las inspecciones intervinientes en cada nivel, el mismo sea resuelto por la Inspección del Nivel Superior, por lo que existe un único libro para las mismas. Y, por supuesto, le otorga respaldo legal a la articulación académica que siempre siguió funcionando, aún de hecho.
Otros factores externos que impactaron en la cultura institucional estuvieron dados por:
. El crecimiento explosivo de la población aspirante a ingresar en el establecimiento, de la mano de la creación del tercer ciclo de la EGB, de la obligatoriedad de hecho del nivel Polimodal así como del aumento de las aspiraciones educativas de la población en general, a la par de una creciente pauperización de la misma.
. La mayor y más agresiva competencia con los colegios privados de la zona, que segmentó más marcadamente a la población ingresante.
. La disminución de las barreras de entrada de los alumnos, con la desaparición de los exámenes de ingreso, y de permanencia, por la flexibilización de los regímenes de evaluación, promoción y acreditación.
. La nueva forma de ingreso del personal docente, a través de los Actos
Públicos (tradicionalmente se accedía a los cargos por concurso, lo que determinaba una alta permanencia con un gran compromiso de cada docente en su cargo y la conformación de una fuerte identidad institucional).
. La creciente burocratización de la función directiva: elaboración de estadísticas, redacción de planes de decisión, completamiento de planillas y elevación permanente de informes, etc.
La conjunción de la descentralización y la emergencia de todos estos factores ha impactado sobre todo en:
. La dificultad para mantener la integración del trabajo de las distintas áreas y niveles.
. Poca flexibilidad y decrecimiento de los niveles de calidad del servicio, como fruto de la nueva administración provincial que operó sobre la base de una reducción de costos, la eliminación de espacios curriculares específicos (como Inglés del Nivel Inicial y del 1° ciclo de la EGB; Computación en el Nivel Inicial, los 3 ciclos de la EGB y en dos de los tres años del Polimodal; el Coro y Educación Artística de la EGB). Algunos de estos espacios, así como otros nuevos, pudieron ser recuperados con fondos de la Asociación Cooperadora. Estas razones nos han llevado a la convicción respecto de la importancia de contar con un Ideario y un Proyecto Educativo Institucional de la Unidad Académica, que nos permitan sentar las convicciones y principios comunes sobre los cuales concretar las articulaciones necesarias entre los niveles que la componen.